domingo, 28 de noviembre de 2010
Un futuro que juega al escondite
Apenas noto las piernas y ya casi no puedo ni mover los brazos. La sensación de dolor, de sed y de hambre se van mitigando poco a poco a la vez que mi esperanza. Intento incorporarme un poco, pero no soy capaz y no veo mas allá de unos cuantos cuerpos inmóviles, acurrucados como yo. La sensación de mareo no se va, pase a llevar aquí mas de cinco dias ya. Agua, agua, agua y mas agua, y la tierra firme se empaña en seguir jugando al escondite y yo cada vez me canso mas.Siento muchisimo frío y la brisa marina no ayuda a templarme. Mis ojos se van cerrando poco a poco y yo me dejo llevar. Sueño con un lugar en el que me espera mi familia, y una comida caliente, donde no existe el miedo y la alegría asoma en cada rincón.
Me despierte un ruido muy fuerte, una voz que no llego a entender, y la barca comienza a balancearse y a bajar gente, pero yo no puedo moverme. De repente me agarran unos brazos fuertes y me sacan de alli, me arropan con una manta y me dan agua para calmar mi sed. Estoy desorientada y con mucho miedo, no se quien es esta gente y no quiero que me envíen de vuelta. Pero no tardo en ver aquello que he estado anhelando: tierra firme. La esperanza surge de nuevo. Veo ante mi un futuro, mi futuro.
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